Jesús al ritmo de play & pause

Jesús al ritmo de play & pause

Marce Viera

Hola, hermosa hace unas semanas mientras leía el Evangelio de Marcos, encontré una escena tremenda, me voló la cabeza. Hubo un diálogo que cautivó toda mi atención, hoy quiero compartirlo contigo, así que acompáñame y descubramos juntas los tesoros de una conversación entre un padre desesperado y Jesús. Vamos al ritmo de play & pause como si estuviéramos viendo nuestra serie favorita o una peli en casa.

Play contra el agua y contra el fuego

¿Alguna vez te han empujado a una piscina? Si tienes familia o amigos que se hacen los “chistositos” en los paseos, seguro te ha pasado. No suele ser tan divertido, es algo que normalmente te toma por sorpresa, no estás preparada para eso. 

Ahora imagínate tener que lidiar desde tu niñez con un espíritu que te echa con violencia al agua y no solo eso, también te arroja al fuego para acabar contigo. ¡Wow! un escenario poco alentador, pues esa era la dura realidad de un joven cuyo padre al oír los milagros que hacía Jesús, buscó con desespero ayuda para su hijo. El hombre se encontró con los discípulos, pero no pudieron hacer nada. La angustia aumentaba y la esperanza de encontrar sanidad para su hijo disminuían.

Pause al encuentro

Llega Jesús a la escena (mi parte favorita) y empieza a hablar con el padre del joven. “Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él respondió: Desde su niñez. Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Marcos 9:21-22 LBLA.

Me impacta y me conmueve la respuesta de este padre, que seguramente durante todos esos años de tormento ha intentado ayudar a su hijo sin tener éxito, solo ha acumulado frustraciones. ¿Acaso no nos pasa eso a nosotras también? Es probable que no tengamos un espíritu malvado que nos arroje al agua o al fuego, pero tenemos luchas mentales, crisis económicas, problemas emocionales, duelos, diagnósticos que atravesar, entre muchas otras cosas. Y tal vez, como aquel padre llegamos al encuentro con Jesús, agobiadas, con tan poca esperanza y fe que lo único que podemos decirle es: “si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos.”

Play a la respuesta de Jesús

Lo más impresionante para mí en esta conversación es la respuesta de Jesús. Tú y yo sabemos que él siempre está ahí para nosotras, por difícil que sea la situación. Sin embargo, a veces nos llenamos de ansiedad y preocupación olvidando que él sigue en el trono. Hoy nuestro Rey quiere con amor recordarnos una gran verdad que le compartió a aquel padre: “Jesús le dijo: «¿Cómo si tú puedes?». Todas las cosas son posibles para el que cree. Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad.” Marcos 9:23-24 LBLA.

La contrapregunta de Jesús es de otro nivel; «¿Cómo si tú puedes?». No sé ustedes pero yo me lo imagino diciéndome: “Baby, obvio que puedo. Hello, soy Jesús.” Y continúa: Todas las cosas son posibles para el que cree.” Uffff, esa declaración tiene el poder de derribar cualquier sombra de duda y de levantar una ola de adoración y confianza solo para él, el único digno de recibirla. 

Dimensionar todo esto el contexto de una conversación en la que un padre anhela profundamente que su hijo sea liberado, es asombroso, yo creo que todo ocurrió muy rápido y en medio de la agitación del momento el padre tomó aliento, gritó y dijo: “Creo; ayúdame en mi incredulidad.” Parece una contradicción, pero es una de las peticiones más auténticas y sencillas que he encontrado en la Biblia.

¿Qué actitud tomar?

Yo quiero ser como ese padre, libre del miedo, del qué dirán, de la aprobación, enfocada en quien le habla, dirigiéndose a la audiencia de UNO, y sin ningún tipo de vergüenza, no susurrar sino gritar y decir: Creo; ayúdame en mi incredulidad.” 

Necesitamos alzar la voz y decirle a Jesús: “ayúdame, yo creo que puedes hacer ese milagro, ayúdame en medio del trajín, del caos, ayúdame en mi incredulidad, amén.”

Activamos nuestro último play

Jesús libera al muchacho. Recuerda: “Todas las cosas son posibles para el que cree.” ¿Quieres tener la actitud del padre en el versículo 21, que con duda pidió la intervención de Jesús? o ¿Quieres desarrollar la fe, la confianza y la esperanza que encontramos en la actitud del padre en el versículo 24? 

Hermosa, hoy y cada día decide creer, creerle a Dios y a su Palabra, creer en que Jesús intercede por nosotras y creer en que no estamos solas, tenemos a su Santo Espíritu que nos acompaña, nos llena con su poder y trae libertad a nuestras vidas. 

Gracias por tu tiempo y disposición para “ver” estas escenas conmigo y con el Espíritu Santo, gracias por tu corazón sensible y obediente a la voz de Dios. Recordemos siempre que de una conversación con Jesús, podemos aprender un montón y nos servirá para toda tu vida. 

Un abrazo fuerte, te bendigo.

Marce Viera.

 


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