La invitación
Hola, hermosa, si eres como yo, fan de la comida, los sabores y de todo lo que se teje en la mesa, esta historia te va a encantar, y sino igual acompáñame porque me encontré en la Biblia un relato buenísimo que gira en torno a un banquete y no es cualquier banquete, es uno especialmente para mujeres. Wow, así como lo lees, un banquete hecho por una mujer bellísima que quiso atender a otras mujeres.
La mesa está servida
Hace unos días estaba haciendo mi lectura bíblica o devocional cómo me gusta llamarle, tenía mucha expectativa porque iba a empezar el libro de Ester, y seguramente has escuchado todas las virtudes de esta bella mujer: obediente, fiel, valiente, capaz de arriesgar su vida por salvar a su pueblo, temerosa de Dios, entre otras características admirables. Pero no voy a hablarte de Ester, jajaja. Cómo te parece que justo en el capítulo uno, la protagonista es Vasti, sí la reina Vasti, ¿has escuchado sobre ella? tal vez toca hacer un esfuerzo mayor para recordar algún dato de Vasti. Pero hoy juntas vamos a conocer un poquito de esta chica.
Así que arranquemos con algo de contexto, la reina Vasti era la esposa del rey Asuero, un buen día el rey quiso hacer un gran banquete invitando a los más reconocidos, famosos y poderosos de toda Persia y Media. Y como buena anfitriona la reina Vasti también ofreció un súper banquete en el palacio real para atender a las mujeres.
Ester 1:!
Estos hechos sucedieron en los días del rey Asuero, reinaba desde la India hasta Etiopía sobre ciento veintisiete provincias..
Ester 1:9 RVR1960
Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.
Hasta ahora es una linda historia, generosidad y hospitalidad de los reyes, los invitados pasan bien, parece que todos disfrutaban. ¿Qué podría salir mal? ¿Alguna vez has estado en una situación similar? yo sí, en medio del banquete todo está perfecto, hasta que alguien daña el rato, es terrible, piensa en esos momentos especiales de la cena navideña, algún almuerzo de cumpleaños o celebraciones familiares. Todos reunidos felices y alegres, hasta que al papá, a la mamá, al tío o al hermano mayor le da por pedir un favor y justo ninguno quiere hacerlo, empiezan a discutir y todo ese ambiente lindo se transforma en caos, a veces incluso hasta la mesa queda servida.
Lastimosamente creo que esa es la razón por la que no recordamos mucho a Vasti, por ser una mujer que dejó la mesa del rey servida. Sus intenciones de atender a las mujeres fueron nobles pero cuando su esposo, el rey Asuero la mandó llamar para que fuese al banquete y se presentará con su corona real, Vasti se negó.
“Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se encendió en ira.” Ester 1:12
De protagonista a espectadora
No pretendo convertirme en la que señala los errores de Vasti, nada de eso, solo quiero compartirte lo que el Espíritu Santo me habló esa mañana en mi devocional. Creo que como mujeres necesitamos tener nuestra dignidad y valía puestas en Jesús, Aquel que dió su vida por nosotras.
La sociedad nos habla de empoderamiento femenino desvirtuando nuestro diseño original, las ideologías que surgen nos dicen que los hombres son nuestros enemigos y que solas podemos lograrlo todo, que no necesitamos la ayuda de nadie. Lo loco de esto es que no es algo de ahora, Vasti lo experimentó, en medio de la rutina de un banquete, la rebeldía llegó a su corazón y desobedeció a su esposo delante de cientos de mujeres que la veían como ejemplo por ser la reina. Avergonzó al rey en medio de las personalidades más reconocidas de la época, además que negarse a ir al banquete fue un desplante para todos los pueblos representados en los asistentes que la estaban esperando. Y no solo eso, sino que de no corregirse esa acción dejaría un precedente para que otras mujeres hicieran lo mismo, dejar la mesa servida.
Ester 1:17-18
Porque este hecho de la reina llegará a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no vino. Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho menosprecio y enojo.
Dios nos escogió para ser protagonistas y brillar, para inspirar y levantar, pero hay algo que ardió en mi corazón luego de leer Ester uno, Dios nos llamó como mujeres a propiciar una cultura de honra, a ser la voz de honra que suene más fuerte que el ruido de las ideologías. Honrar el lugar que tenemos en la sociedad, honrar a las mujeres y a los hombres que nos rodean, honrar el país que habitamos, honrar con nuestros hechos y con nuestras palabras.
Vasti despreció su corona real, no honró el lugar en el que estaba, dejó de ser reina y protagonista, por darle lugar a la rebeldía, nunca más se vuelve a hablar de ella en todo el libro de Ester. Se convirtió en espectadora, seguramente vivió añorando lo que un día fue, arrepintiéndose por su mala decisión de deshonrar y dejar la mesa servida. Viendo como en su lugar coronaban a Ester, una mujer más digna que ella.
Ester 1:19 NTV
Debería ordenar que la reina Vasti sea excluida para siempre de la presencia del rey Asuero y que el rey elija otra reina más digna que ella.
Llamadas a dar honra
Hermosa, si llegaste hasta aquí, solo quiero recordarte lo que Dios me ha dicho una y otra vez en esta temporada:
“Te he llamado para que cultives honra.”
Romanos 12:10 NVI
Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.
Las personas están necesitadas de una voz de aliento, la mesa está servida para impartir honra. He podido entender que no se trata del lugar en el que me encuentre, de las personas que me rodean, si me conocen o no, si son mis amigos o no. Dios ha sido claro, cultivar honra independiente de… “sin excusas Diana Marcela” ** favor reemplazar el subrayado con tu nombre completo**, jaja como siento que me dice cuando me exhorta con todo su amor de Papá. Y si tal vez, como yo crees que no has honrado lo suficiente, este es el momento para acercarnos a Dios, arrepentirnos, recibir su perdón y empezar de nuevo.
Por eso quiero que oremos juntas y pedir la intervención del Espíritu Santo, nuestro Ayudador, que nos guíe y dirige para ser de aquellas que honremos y levantemos a otros:
“Gracias Dios por tu Palabra que es viva y eficaz, gracias por hablarnos a través de esta historia, gracias porque nos enseñas a ir más allá de las buenas intenciones y nos llamas a tomar acciones de honra.
Perdónanos por dejar tu mesa servida y deshonrar lo que nos has dado. Hoy te pedimos Espíritu Santo, ayúdanos, inclina nuestro corazón para obedecer y glorificar al Padre con todo lo que somos.
Te pedimos perdón por deshonrar y hoy renunciamos a toda rebeldía que ha querido albergarse en nuestro corazón y echamos fuera de nuestra vida toda semilla de desobediencia y prohibimos en el nombre de Jesús que fluya la deshonra de nuestros labios y corazón. Gracias Señor porque hoy declaramos que somos mujeres dignas en ti, nuestra valía está en ti y nos estás transformando de gloria en gloria.
Te amamos y te damos gracias por escogernos para vivir en un tiempo como este, por llamarnos a ser tu voz en esta generación, gracias por llamarnos a tu mesa, oh gran Rey.
Oramos en el nombre de Jesús. Amén.”
Gracias por tu tiempo y disposición, por tu corazón enseñable y de nuevo gracias por leer hasta aquí. Ya sabes, tenemos una invitación: ¡Todas a la mesa! Bendigo tu vida.
Con amor, Marce V.